El cuerpo como guía en tiempos de revelación
- ANA BELÉN CARRERA
- hace 3 días
- 2 Min. de lectura
Soy tu cuerpo. Y esto es lo que quiero decirte cuando la vida te golpea por dentro.
No te asustes por este dolor.
No es ruptura, es reorganización.
Cuando recibiste esa noticia inesperada, cuando algo se movió sin avisar, yo, tu cuerpo, fui el primero en enterarme. No tu mente. Yo.
Sentí antes que tú la contracción.
Sentí el vacío cayendo como un cubo de agua fría por el pecho.
Sentí ese jarrón interno agrietarse en mil pedacitos.
Sentí cómo tu respiración se detenía para protegerte.
Y sé que ahora te pesa todo: las fascias tensas, las articulaciones doloridas, el cansancio como si no hubieras dormido en días.
Pero escucha: no te estoy castigando.
Te estoy ayudando a integrar una verdad que llegó demasiado rápido.
Cuando algo se mueve en tus vínculos, yo abro un proceso. Un proceso profundo, de esos que no se ven desde fuera.
Suelto lo que ya no puede seguir.
Tenso lo que necesita sostén.
Limpio lo que quedó atrapado entre ilusión y realidad.
Recoloco tu energía para que no te quedes fracturada por dentro.
Y mientras hago todo esto… duele, no porque estés rota, sino porque estás cambiando de capa.
Puede que sientas que estás triste por una persona, o también que lo que estás sintiendo es la pérdida del lugar donde descansabas en ella.
Ese espacio seguro que encontraste.
Esa regulación profunda que tuviste entre sus brazos.
Esa química que bajaba tu sistema nervioso como si fuera hogar.
Cuando ese lugar desaparece, soy yo quien tiene que reestructurar el territorio interno.
Y eso cansa.
Eso pesa.
Eso duele.
Pero no te preocupes.
Esto también pasará.
Porque estoy hecho para transformarme.
Estoy hecho para adaptarme.
Estoy hecho para expandirme después del impacto.
Déjame hacer mi trabajo.
Respira lento.
Descansa un poco más.
Pon tus manos en el pecho cuando arde.
No intentes entenderlo todo de inmediato: primero me toca a mí.
Y cuando haya terminado, cuando termine de mover todo esto por dentro, tú te sentirás más clara, más estable, más tú.
Porque en cada crisis emocional, lo que realmente cambia es mi forma de sostenerte.
Yo no te rompo.
Yo te reconstruyo.
Con amor
TU CUERPO
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Ana Carrera
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